
¿Soy perfeccionista por presión social o por decisión propia?
¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo es la tendencia general a establecer y a perseguir altos estándares de calidad en nuestras vidas. Por ello, no solo implica que nos impongamos objetivos elevados y difíciles de alcanzar, sino que también nos exijamos esfuerzos extraordinarios para conseguirlos.
¿Qué tipos de perfeccionismo hay?
No obstante, dependiendo de cómo lo adoptemos en nuestras vidas, el perfeccionismo puede ser un arma de doble filo. Cuando lo utilizamos como fuerza motriz para nuestra mejora constante, estableciendo objetivos realistas y reconociendo y aceptando nuestra imperfección como seres humanos, puede ser un elemento constructivo.
Pero existe una contraparte potencialmente destructiva a la que los psicólogos llamamos perfeccionismo disfuncional.
Perfeccionismo disfuncional
Este consiste en el hábito de imponernos criterios desproporcionados e irreales, llevándonos a la frustración constante de no ser capaces de estar a su altura. Las personas que lo adoptan acaban basando su autoestima en su capacidad de cumplir tales criterios, juzgándose en términos absolutos y sin contemplar matiz alguno.
Cualquier esfuerzo que no cumpla a rajatabla con lo requerido, será sentenciado con la etiqueta de fracaso, implicando a su vez que la propia persona también lo es.
Por otro lado, el perfeccionismo puede ser dirigido hacia uno mismo (perfeccionismo auto orientado), puede ser dirigido hacia otras personas, o puede derivarse de las expectativas que creemos que los demás tienen de nosotros (perfeccionismo socialmente prescrito).
Los componentes del perfeccionismo
Uno de los instrumentos más utilizados para medir esta dimensión es la Escala Multidimensional de Perfeccionismo (Frost, Marten, Lahart, & Rosenblate, 1990), en la que se distinguen seis componentes diferentes:
- Estándares personales: Mantenimiento de altas exigencias.
- Preocupación por los errores: Reacción negativa frente a los errores, juzgándolos como fracasos.
- Dudas sobre los propios actos: Cuestionamiento constante de las propias capacidades o de la calidad de nuestros esfuerzos.
- Expectativas parentales: Nivel de exigencia que se recibe por parte de madres y madres. .
- Criticismo parental: Críticas y comentarios recibidos por parte de padres y madres.
- Organización: Pulcritud, organización y preocupación por la limpieza.
Los orígenes externos del perfeccionismo.
A estas alturas del artículo, ya queda claro que en nuestro afán perfeccionista participan en gran medida las personas que nos rodean y que tienen un papel importante en nuestras vidas. A pequeña escala, podemos sentir que nuestros seres queridos depositan sobre nosotros exigencias desmedidas, y que somos castigados por sus palabras, juicios o actos si no las cumplimos.
Nuestro vínculo con ellos nos termina haciendo adoptarlas como algo propio, y pudiendo forzarnos a nosotros mismos a cumplirlas. Aunque es cierto que algunas veces las otras personas no esperan tanto de nosotros como creemos, con lo que nos terminamos presionando por una simple equivocación.
A mayor escala, la sociedad y los grupos u organizaciones a los que pertenecemos también contribuyen a fomentar nuestro perfeccionismo. Nuestra sociedad promueve estándares de belleza concretos que seguimos sin darnos cuenta. Nuestras empresas exigen y premian la eficiencia y la productividad, invitándonos constantemente a ser trabajadores más cualificados, aplicados y productivos.
De la misma forma, pertenecemos a múltiples grupos (equipos, familias, amistades, etc) que a su vez tienen normas y estándares que acabamos absorbiendo.
Los orígenes internos del perfeccionismo.
No obstante, el perfeccionismo es también sin duda algo privado: los objetivos que persigamos pueden ser también establecidos por nosotros mismos.
De hecho, existe un rasgo de personalidad perteneciente a los Cinco Grandes que nos hace más susceptibles a ser perfeccionistas. Las personas que muestran una mayor responsabilidad (nombre que recibe el rasgo) están más orientadas a perseguir con determinación objetivos y metas, tienen un mayor sentido del deber y mayor predilección por el orden (Costa & McCrae, 1992 b).
A su vez son metódicas, confiables y se sienten más competentes que las personas que poseen en menor medida este rasgo. Pese a lo positivo que pueda sonar esta descripción, las personas más responsables se hallan en un mayor riesgo de caer en el perfeccionismo disfuncional, desarrollando problemáticas como trastornos de ansiedad o trastornos de conducta alimentaria (especialmente la anorexia y la bulimia) (Costa & McCrae, 1992 a).
Rasgos con un menor componente genético
Se conoce que es uno de los rasgos con un menor componente genético, por lo cual si bien es cierto que una pequeña parte nos puede ser dada de nacimiento, en mayor medida nos volvemos personas responsables a través de la crianza que recibimos y de las experiencias que vamos acumulando a lo largo de nuestras vidas.
Por otro lado, existen otros dos rasgos que podrían participar en el perfeccionismo. Las personas en las que se manifiesta más el rasgo amabilidad tienden a ser más conciliadoras y más sensibles a las reacciones de los demás (Costa & McCrae, 1992 b). En conjunto, sus inclinaciones pueden hacerles más proclives a adaptarse a exigencias externas y por lo tanto, más sensibles al perfeccionismo socialmente prescrito.
Por otro lado, las personas que menos tienen dicho rasgo resultan más inmunes a la presión de terceros y no suelen verse afectadas por sus críticas, demandas o expectativas. Por último, el rasgo neuroticismo (o inestabilidad emocional) implica una mayor tendencia a adoptar una perspectiva pesimista y a experimentar emociones negativas intensas (Costa & McCrae, 1992 b).
Esta forma de ser puede alimentar el perfeccionismo disfuncional, promocionando las valoraciones negativas de los esfuerzos realizados o de las habilidades que se tienen, llegando a hundir más y más la autoestima.
Los rasgos de personalidad aquí mencionados son descritos con más riqueza en otro artículo de este blog: ¿Cuáles son los 5 grandes factores de la personalidad?
Y tú, ¿te has sentido identificado con alguno de los tipos de perfeccionismo descritos? ¿Crees que supone una fuerza constructiva en tu vida, o por el contrario sientes que te paraliza o te hunde? ¿Identificas en ti algunos rasgos que te hagan más proclive a ser perfeccionista? ¿Y hasta dónde crees que tu entorno te empuja a serlo?
Si sientes que tu vida se ve afectada por la sombra del perfeccionismo disfuncional, te invito a plantearte la posibilidad de buscar la ayuda de un profesional de la psicología. El trabajo conjunto con un psicoterapeuta puede ayudarte a adoptar unas metas mucho más realistas y sanas, y a reconocerte y a valorarte a lo largo del proceso que sigas al perseguirlas.
REFERENCIAS
Costa Jr, P. T., & McCrae, R. R. (1992) (a). The five-factor model of personality and its relevance to personality disorders. Journal of personality disorders, 6(4), 343-359.
Costa, P. T., & McCrae, R. R. (1992) (b) . Neo personality inventory-revised (NEO PI-R). Odessa, FL: Psychological Assessment Resources.
Frost, R. O., Marten, P., Lahart, C., & Rosenblate, R. (1990). The dimensions of perfectionism. Cognitive Therapy and Research, 14, 449−468.
Autor: Isaac Pons