¿Cómo funcionan los psicópatas dentro de la sociedad?

Soy perfeccionista por presión social o por decisión propia

¿Cómo funcionan los psicópatas dentro de la sociedad?

De todos los personajes que habitan en el cine y la literatura, el psicópata ocupa un lugar especial en el podio de los más populares, habidos y por haber. No obstante, el cliché de criminal sangriento y bombástico con el que se lo suele dibujar refleja una pequeña parte de toda la variedad de perfiles que existe entre las personas que presentan esta alteración.

Manejan en la sociedad manteniendo un perfil mucho más bajo

Si bien es cierto que los psicópatas representan una parte nada desdeñable del conjunto de reclusos en las cárceles, muchos de ellos se manejan en la sociedad manteniendo un perfil mucho más bajo. Aunque no les perturbe delinquir, pueden perfectamente respetar la legalidad si así les conviene, o por el contrario cometer delitos de guante blanco.

Entonces, si no todos los psicópatas son los maníacos que vemos en las series de televisión … ¿Cuáles son los rasgos esenciales que presentan? Si son por definición tan insensibles, ¿Cómo se les puede dar bien moverse en sociedad sin levantar sospechas?

Apuntes iniciales sobre la psicopatía

Lo primero que hay que entender es que la psicopatía es un trastorno de personalidad: una alteración que acompaña a la persona a lo largo de su vida y que está íntimamente ligada a su forma de ser y de comportarse.

Para tu tranquilidad, debes saber que se estima que solo afecta alrededor del 1% de la población (Coid et al., 2009), aunque la habilidad de esta gente para el engaño puede … dificultar un poco la tarea de detectarlos y contarlos.

En muchas ocasiones, las personas afectadas pueden presentar también otros trastornos de personalidad, tales como el narcisista, el antisocial o el trastorno límite de la personalidad (López-Villatoro et al., 2018).

El mundo como tablero de ajedrez

Para entender mejor la mente de un psicópata, debes hacerte a la idea de que para ellos el mundo de las relaciones es más parecido a un tablero de ajedrez que a un lugar donde sentirse conectado y parte de algo mayor.

Las personas son más bien peones: medios para lograr los fines -generalmente cortoplacistas- que se dedican a perseguir. A diferencia de las personas comunes, este perfil no siente la misma necesidad de establecer vínculos o de encontrar su lugar en la sociedad.

Su motivación para relacionarse es utilitaria; siempre hay algo que se quiere conseguir, sea algo material, una posición privilegiada o la satisfacción que obtienen al tener poder sobre una persona que les ama. Simple y llanamente, buscan vivir a costa de los otros.

El mundo emocional en el que habitan

Los estudios neurológicos señalan que en ellos existe una alteración en las áreas del cerebro que generan las emociones: estructuras cómo la amígdala y el hipocampo muestran un menor desarrollo (Johanson et al., 2019).

En particular, tienen una capacidad casi nula (o directamente nula) de sentir miedo, culpa, vergüenza y ansiedad (Hoppenbrouwers, Bulten & Brazil, 2016). Si experimentan estas emociones, lo hacen como si fueran leves molestias que fácilmente pueden ser ignoradas.

De hecho, se ha observado que entre este grupo son extremadamente raros los trastornos de ansiedad o del estado de ánimo (cómo la depresión) (Widiger & Crego, 2018).

Evidentemente, eso hace que su comportamiento no se vea condicionado por las reacciones negativas que las personas puedan mostrar frente a sus actos. Una mirada fulminante, el enfado ajeno o las críticas, no les generan las emociones negativas (tales como la vergüenza) que a ti y a mí sí nos generarían.

En la práctica, esto se traduce en que pueden perseguir implacablemente objetivos egoístas pisando a quien sea necesario por el camino y … en fin, dormir luego por las noches. No obstante, las emociones que sí pueden experimentar plenamente son la ira y el enfado (Blair, 2018).

SÍ pueden ponerse en tus zapatos, y ese es el peligro

Si has comprado la creencia popular de que los psicópatas no pueden empatizar con la gente, ve a que te devuelvan el dinero. Precisamente su capacidad de empatizar es lo que les hace peligrosos. Entiendo la confusión que esto puede causar, pero hay que señalar que existen dos tipos de empatía: la empatía emocional y la empatía cognitiva.

Empatía emocional

Cuando hablamos de empatía emocional, hablamos de la capacidad que tenemos los seres humanos de sentir en nuestras carnes las emociones que están experimentando los otros. Al ver a alguien triste, sentimos nosotros también tristeza. O al ver a uno de nuestros seres queridos sentir la rabia de estar sufriendo una injusticia, sentimos con ellos esa misma rabia.

Ese es precisamente el tipo de empatía que les es más ajeno: si causan dolor y sufrimiento, no sentirán el reflejo de la emoción que anida en sus víctimas. Es más, algunos autores sugieren que su atención pasa por alto las señales externas que las personas manifestamos al padecer (Shane & Groat, 2018).

Empatía cognitiva

Por otro lado, si carecieran de empatía cognitiva, serían tan ineptos socialmente que sus tejemanejes serían evidentes a ojos de todo el mundo. Este tipo de empatía comprende la capacidad de deducir a través del razonamiento que hay en la mente del otro.

Para manipular a otra persona les es necesario hacerse una idea de cómo va a responder, y para ello deben entender -a un nivel racional- sus creencias, sus motivaciones, sus emociones y pensamientos.

Aunque no puedan sentir algunas emociones cómo lo hace la persona media, entienden (racionalmente) qué son y qué implicaciones tienen en las personas, lo cual les permite hacer una buena lectura de los otros. En algunos casos, sus capacidades empáticas pueden funcionar de una forma aún más perversa, puesto que algunos de ellos disfrutan del dolor ajeno.

Conclusión

En definitiva, si bien los psicópatas comparten unos rasgos esenciales, existen diferencias en el grado en el que pueden experimentar emociones, en su adaptación a la sociedad y en otros aspectos, tales como su capacidad para gestionar la ira y el enfado.

Algunas veces podemos encontrar a personas que pueden mostrar de forma atenuada rasgos y comportamientos similares: puede que sean más insensibles al dolor ajeno o que tiendan a manipular o a buscar una posición de poder en las relaciones.

A raíz de la popularización de muchos trastornos, a veces nos sale con facilidad etiquetar con ellos a las personas: uno concluye que su amiga está “depre”, el otro que su madre tiene TOC, y otros frente a cambios de humor repentinos se bautizarán a sí mismos cómo “bipolares”.

No obstante, que alguien presente comportamientos propios de un trastorno no significa que cumpla TODAS las condiciones para tenerlo.

El diagnóstico de un trastorno psicológico es una conclusión a la que llega un profesional tras horas de evaluación y de ponderación, y de la misma forma que no es correcto afirmar a la ligera que alguien está pasando por una depresión, tampoco es sensato sentenciar sin fundamento que alguien es un psicópata.

 

Referencias

Blair, R. J. R. (2018). Traits of empathy and anger: implications for psychopathy and other disorders associated with aggression. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 373(1744).

Coid, J., Yang, M., Ullrich, S., Roberts, A., & Hare, R. D. (2009). Prevalence and correlates of psychopathic traits in the household population of Great Britain. International journal of law and psychiatry, 32(2), 65-73.

Hoppenbrouwers, S. S., Bulten, B. H., & Brazil, I. A. (2016). Parsing fear: A reassessment of the evidence for fear deficits in psychopathy. Psychological bulletin, 142(6), 573.

Johanson, M., Vaurio, O., Tiihonen, J., & Lähteenvuo, M. (2020). A systematic literature review of neuroimaging of psychopathic traits. Frontiers in psychiatry, 10, 497724.

López-Villatoro, J. M., Palomares, N., Díaz-Marsá, M., & Carrasco, J. L. (2018). Borderline personality disorder with psychopathic traits: a critical review. Clin Med Rev Case Rep, 5, 2378-3656.

Shane, M. S., & Groat, L. L. (2018). Capacity for upregulation of emotional processing in psychopathy: All you have to do is ask. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 13(11), 1163-1176.

Widiger, T. A. & Crego, C. (2018). Handbook of psychopathy (2a ed). The Guilford Press.

Autor: Isaac Pons

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